Valentín Pérez, Director del Departamento de Sanidad Animal de la Universidad de León, inició su exposición haciendo un breve repaso sobre la patogenia para una mejor comprensión de algunas de las herramientas de diagnóstico que serían comentadas más adelante.
El ponente definió la paratuberculosis como una enfermedad de curso lento, lo que supone que los animales se contagian siendo jóvenes, aunque la clínica no se manifiesta hasta la edad adulta, de forma que la mayoría de los animals permanecen en estado subclínico a lo largo de toda su vida productiva.
La paratuberculosis provoca grandes pérdidas directas, por eliminación prematura o muerte de los animales, registrando una mayor mortalidad en ganado lechero. También produce pérdidas indirectas nada desdeñables relacionadas, principalmente, con descensos en la fertilidad, trastornos reproductivos y mastitis, con mermas en la producción láctea que pueden llegar al 20%.
A continuación, Valentín Pérez hizo hincapié sobre las herramientas diagnósticas y de control disponibles, distinguiendo en función de si nuestro objetivo es detectar la presencia de la enfermedad en el rebaño, el total de animales infectados o poner en evidencia aquellos que tienen más riesgo de enfermar.
El diagnóstico clínico, es decir, identificar animales enfermos, con sintomatología evidente, no es demasiado complicado. Se pueden observar animales adultos que van adelgazando de forma progresiva y que aparecen en forma de goteo a lo largo del año, en ocasiones con diarrea; también mermas en la producción de leche o lana. Estos signos representan un indicio que debemos confirmar con el análisis serológico o un frotis de heces.
La serología es una técnica económica y rápida. Por contra, solo detecta animales en fases avanzadas de la infección, aunque presenta la ventaja de su alta especificidad. Por otro lado, la PCR de heces permite identificar qué animales están eliminando bacterias y su cantidad, pero resulta cara y lenta. Para finalizar, tenemos la técnica del interferon-gamma que se realiza en sangre, pero que no tiene mucha relevancia práctica.
Para cerrar su exposición el ponente habló sobre las medidas de prevención y control, abogando por la limpieza y desinfección en la granja, para evitar la posibilidad de contagio, aunque esta medida no suele ser eficaz por sí sola, poniendo énfasis sobre la importancia de vacunar. Actualmente se emplea una vacuna inactivada que se administra una única vez en la vida del animal, mediante una inyección subcutánea.