Uso responsable de antibióticos en ganado bovino

Los antibióticos son imprescindibles para tratar las infecciones en el ganado bovino. No se puede abusar de ellos, ya que las resistencias a los antibióticos son un grave problema de salud pública global y debemos concienciarnos para hacer un uso más racional y responsable.

Uso responsable de antibioticos en ganado bovino

Por qué la resistencia a los antibióticos es un problema grave

Los antibióticos son uno de los mayores descubrimientos de la historia de la humanidad. Junto con el desarrollo de las vacunas, han permitido que se puedan evitar infecciones que antes causaban millones de muertes cada año. Su aplicación también ha permitido el desarrollo de la ganadería moderna y el suministro de alimentos a la población con garantías sanitarias.

Las bacterias son capaces de desarrollar resistencias a los antibióticos porque modifican su material genético para no verse afectadas. Además, son capaces de compartir estas resistencias a otras bacterias mientras están dentro del organismo humano o animal, o en el medio ambiente.

Desde que se comenzaron a producir de forma industrial en la década de 1930 hasta la década de 1990, se fueron desarrollando nuevas familias de antibióticos de forma continua. Las resistencias a estos nuevos antibióticos aparecieron de forma simultánea gracias a la capacidad de adaptación de las bacterias. En los últimos 30 años no se ha desarrollado ninguna familia nueva de antibióticos, y el desarrollo de nuevos antibióticos ha sufrido tal declive que en la actualidad no se dispone de casi ninguno en el mercado, y los más novedosos se restringen a uso exclusivo humano y solo para infecciones muy específicas.

Las resistencias a los antibióticos suponen un problema grave de salud pública, ya que las infecciones que antes se podían tratar se han vuelto mortales y no hay alternativa para combatirlas con otros medicamentos. Si no se logra atajar a tiempo, se estima que para el año 2050, o incluso antes, la principal causa de muertes en el mundo serán las infecciones causadas por bacterias resistentes. También se verán afectados otros procedimientos médicos como los trasplantes, las cirugías o las quimioterapias.

La producción animal también está comprometida por las resistencias, ya que implican un aumento de los sacrificios de animales que no se curan de las infecciones y son un riesgo para otros, aumentan los decomisos de canales con lesiones y peligra la seguridad alimentaria.

Algunas bacterias que causan infecciones al ganado son zoonosis, es decir, causan también enfermedades a las personas. Suponen un enorme riesgo de enfermedades infecciosas para la población, y sobre todo para los ganaderos, que están en contacto constante con los animales, en especial si estas bacterias desarrollan resistencias y no se pueden tratar.

Uso responsable de antibióticos en bovino: cómo hemos mejorado

El uso responsable de antibióticos significa que debemos utilizar los antibióticos lo menos posible, y solo cuando sean necesarios. En la ganadería bovina las infecciones más frecuentes que necesitan tratamiento antibiótico son las mamitis, las infecciones respiratorias, las metritis, y otras afecciones como las diarreas o las cojeras.

En los últimos años han surgido numerosas iniciativas nacionales e internacionales para fomentar el uso responsable de antibióticos en la ganadería bovina. Sus resultados están siendo muy positivos, ya que este sector está contribuyendo en gran medida a controlar el avance de las resistencias a los antibióticos.

En España, el Plan Nacional de Resistencia a los Antibióticos (PRAN) vigila de cerca la aparición de resistencias y su evolución. En la ganadería, uno de sus mayores puntos de acción es realizar una vigilancia del consumo de antibióticos. Recientemente ha publicado que desde 2014 hasta 2020 el consumo de antibióticos en ganadería ha caído cerca del 57%. España es uno de los países de la Unión Europea que más ha reducido la utilización de antibióticos en ganadería.

El programa REDUCE en España ha establecido una alianza entre los productores de bovino y las asociaciones de veterinarios para eliminar completamente el empleo de premezclas con antibióticos en los piensos, limitar la administración de antibióticos en solución oral salvo en casos justificados, y seleccionar los antibióticos adecuados para tratar cada enfermedad.

La Unión Europea ha propuesto reducir la venta de antibióticos destinados a animales de producción a la mitad para el año 2030, y algunas familias de antibióticos se reservarán para su uso exclusivo en humanos. En 2022 se han emitido dos Reglamentos que regulan la fabricación, la comercialización y el uso de antibióticos veterinarios. Esto supone un enorme compromiso por parte de los ganaderos y los veterinarios con la salud pública y con la sanidad y el bienestar de los animales.

Buenas prácticas del uso de antibióticos en ganado bovino

Los antibióticos solo deben utilizarse para tratar infecciones bacterianas en los animales, siempre bajo supervisión veterinaria. Se debe elegir el antibiótico más adecuado para cada bacteria siguiendo la pauta de dosis y duración del tratamiento que indique el veterinario responsable.

Utilizar los antibióticos bajo el criterio de prevención de enfermedades o para promover el crecimiento de los animales ya no se considera un uso responsable y supone un riesgo para los animales, las personas y el medio ambiente. Actualmente se recomiendan otras prácticas ganaderas, como un manejo libre de estrés para los animales, evitar el hacinamiento, controlar el origen y evitar mezclar animales de diferentes procedencias, cuidar el estrés en el transporte y, en general, seguir las indicaciones de bienestar animal. El correcto encalostrado protege a los terneros de las infecciones.

La vacunación es una estrategia excelente para prevenir una gran parte de las infecciones, ya que protege a los animales.

Otra solución eficaz para combatir infecciones en el ganado vacuno, especialmente para tratar las mamitis, es la inmunoterapia. Consiste en estimular y modular el sistema inmunitario administrando un inmunomodulador, que activa receptores específicos presentes en los macrófagos y que provoca una secreción de citoquinas. Estas sustancias son clave para generar una respuesta inmune celular, atraen a los leucocitos a los tejidos y aumentan su producción desde la médula ósea, favoreciendo su actividad fagocitaria y la producción de anticuerpos. La inmunomodulación es especialmente interesante en las etapas de riesgo de inmunosupresión de las vacas, como en el periparto o el secado.

Otras alternativas al uso masivo de antibióticos que se están investigando para prevenir infecciones, consiste en el empleo de sustancias que regulan el pH ruminal e intestinal o que regulan la microbiota, como los ácidos orgánicos, aditivos derivados de las plantas, subproductos de la alimentación humana, aceites esenciales, taninos o saponinas, probióticos y prebióticos.

A pesar de todas estas medidas, se deben seguir unas prácticas de higiene y desinfección correctas, así como unas medidas estrictas de bioseguridad. Los antibióticos son una ayuda complementaria para mantener la buena salud del ganado, nunca son un sustituto de las buenas prácticas de manejo.

Un ejemplo para saber cómo actuar ante las infecciones

Una ganadería de ganado vacuno que tiene un buen diseño de las instalaciones, una densidad ganadera adecuada, y que aplica medidas correctas de bioseguridad e higiene, detecta un foco de mamitis clínica en un grupo de vacas y avisa al veterinario. El veterinario toma muestras de leche de las vacas afectadas y del tanque de la granja, y diagnostica que el brote está causado por la bacteria Streptococcus uberis.

Una opción terapéutica sería tratar a las vacas afectadas con Mycogal, un producto que tiene entre sus indicaciones la infección por esta bacteria, después de haber comprobado con un cultivo en el laboratorio que la infección está causada por Streptococcus uberis y que es sensible a la espiramicina, el principio activo de este medicamento. Solo se tratarán las vacas infectadas, a la dosis indicada en la ficha técnica y respetando el periodo de retirada de 11 días en leche y 36 días en carne.

Tras el tratamiento, y después de comprobar que las vacas han superado la infección, se recomienda comenzar un programa de vacunación frente a mamitis con Mastivac, un producto registrado para la inmunización activa de las vacas frente a agentes productores de mamitis, entre ellos Streptococcus uberis.