El parvovirus porcino es un virus pequeño, considerado una de las principales causas de fallo reproductivo en las explotaciones de ganado porcino de todo el mundo. Los signos causados por la parvovirosis, o infección por el parvovirus porcino, son nacimientos de lechones muertos, abortos de lechones momificados, muerte y reabsorción embrionaria, e infertilidad de las cerdas reproductoras, que se conoce como síndrome SMEDI.
Parvovirosis porcina: una infección que afecta a la eficacia reproductiva
Se considera que el parvovirus porcino está presente en todo el mundo, aunque afecta de forma desigual a las explotaciones dependiendo de su estado inmunológico si han tenido contacto previo con el virus y, sobre todo, si se han aplicado programas de vacunación. Se calcula que el parvovirus porcino está presente en dos tercios de las explotaciones de cerdas reproductoras como mínimo.
El parvovirus porcino entra en las explotaciones por la introducción de animales infectados que excretan el virus y suponen un riesgo de infección. La entrada de materiales infectados, como alimentos contaminados por el virus, herramientas, ropa de trabajo no desinfectada, vehículos o semen de verracos infectados procedente de granjas no analizadas también supone una amenaza.
Los lechones en crecimiento y cebo, los verracos y las cerdas adultas que no están gestantes no suelen padecer ninguna enfermedad, aunque se infecten por el parvovirus y sean capaces de transmitirlo. Las que se ven más afectadas por la parvovirosis son las cerdas primíparas no vacunadas, y también las de segundo parto cuando están gestantes.
Consecuencias de la parvovirosis porcina
El parvovirus entra en el organismo de las cerdas por vía oronasal, cuando contactan con otros cerdos o con materiales infectados. El virus se multiplica en los tejidos linfáticos de la zona y se disemina a todo el organismo a través de la sangre.
A continuación, atraviesa la barrera placentaria e infecta a los embriones o fetos porcinos. Las secuelas de la infección dependen del momento de la gestación en el que se encuentre la cerda:
- Entre los días 6 y 35 de gestación, los embriones mueren y se reabsorben. En estos casos se detecta un descenso de la fertilidad de las cerdas, que volverán a salir en celo un tiempo después de haber perdido la gestación de forma cíclica o acíclica, empeorando los índices reproductivos globales.
- En las cerdas que estén entre los días 35 y 70 de gestación, los fetos mueren y se momifican dentro del útero. En este periodo los órganos y los huesos están parcialmente desarrollados, por lo que no es posible reabsorberlos. La cerda los expulsa y son un signo muy visible en las explotaciones, que indican la presencia del parvovirus.
- A partir del día 70 de gestación los lechones ya tienen capacidad para superar la infección; pueden nacer infectados y suponer una fuente de contagio para otros animales, o pueden estar protegidos en el momento del nacimiento si ya la han pasado.
Hay cerdas que tienen capacidad para controlar la infección sin sufrir reabsorción ni muerte embrionaria, pero tienen camadas reducidas y en ocasiones con lechones que nacen débiles.
El síndrome SMEDI se llama así por los términos en inglés que describen las consecuencias más comunes provocadas por el parvovirus porcino:Stillbirth (nacidos muertos), Mummified (momificados), Embryonic death (muerte embrionaria) e Infertility (infertilidad).
Prevención y control de la parvovirosis porcina
El parvovirus porcino tiene una distribución muy amplia y en ocasiones es difícil de detectar porque el único signo visible es un empeoramiento de los índices reproductivos, infertilidad en las cerdas reproductoras y aparición ocasional de fetos momificados y camadas reducidas. Por esto, plantearse la erradicación es muy complicado y se suele convivir con el virus, manteniendo estrategias de control.
Es fundamental mantener medidas estrictas de bioseguridad en las granjas para evitar introducir el parvovirus de fuentes externas. Si la explotación mantiene un ciclo semiabierto e introduce cerdos reproductores procedentes del exterior, hay que asegurarse de que la procedencia sea confiable. Los animales deben pasar una cuarentena en instalaciones separadas y controladas y se realizarán pruebas diagnósticas para asegurarse de que están libres del virus. Además, hay que realizar un riguroso control de cualquier elemento que entre en la granja: vehículos, materias primas, visitantes, trabajadores, y vigilar que no exista contacto con jabalís silvestres, a los que no se vacuna y suponen un riesgo de infección.
Mantener un buen estado inmunitario de las cerdas resulta fundamental para el control de las infecciones, por lo que se recomiendan los planes de vacunación como medida óptima de control.
Pautas de vacunación frente a la parvovirosis porcina
La antigua estrategia de exponer intencionadamente a los animales a la infección natural por el parvovirus para que adquieran inmunidad ya no se recomienda, por la alta probabilidad de diseminar varias enfermedades infecciosas por las explotaciones.
Los programas de vacunación otorgan una excelente protección de forma controlada, por lo que son el método más recomendado, ya que se ha demostrado que las vacunas son seguras y eficaces. En las cerdas se suele combinar la vacunación frente al parvovirus con la vacuna frente al mal rojo, ya que ambos producen alteraciones reproductivas y el protocolo de aplicación recomendado es el mismo para ambas enfermedades.
PORVAXIN Parvo+Ery es una vacuna diseñada para la prevención de infecciones frente al parvovirus porcino y Erysipelothrix rhusiopathiae, la bacteria causante del mal rojo porcino. Incluye la cepa inactivada CAPM V198, S-27 del parvovirus porcino, que no se replica. Está indicada para inmunizar a las cerdas primíparas y multíparas, para la prevención de la infección transplacentaria de los fetos y embriones.
En las cerdas primíparas, la primovacunación se inicia a partir de los seis meses de edad, administrando la primera dosis de la vacuna 6 semanas antes de la inseminación artificial y la segunda 3 semanas antes. La revacunación se realiza aplicando una sola dosis de la vacuna 3 semanas antes de la inseminación, pero sin que transcurran más de 6 meses desde la vacunación anterior.
En las cerdas multíparas se recomienda realizar la vacunación de la misma forma que la primovacunación de las primíparas si no se vacunaron antes del primer parto. La pauta de revacunación es la misma que para las primíparas.
La parvovirosis porcina, o síndrome SMEDI, es una infección vírica frecuente en las explotaciones porcinas. Causa graves pérdidas económicas por alteraciones reproductivas en las cerdas. Por su elevada presencia por todo el mundo y el riesgo de introducirse en las explotaciones, se recomienda aplicar programas de vacunación diseñados para cada granja, y medidas estrictas de bioseguridad.