En los pequeños rumiantes, la paratuberculosis es una enfermedad infecciosa crónica que tiene un enorme impacto en la economía de las explotaciones afectadas, tanto por costes directos como indirectos, además de causar problemas de bienestar animal. A pesar de que en muchas ocasiones pasa desapercibida, es necesario tenerla en cuenta en los programas de control de las poblaciones de ovino y caprino.

¿En qué consiste la paratuberculosis en los pequeños rumiantes?
También conocida como enfermedad de Johne, la paratuberculosis es una infección causada por la bacteria Mycobacterium avium subsp. paratuberculosis, o MAP. Según un estudio de Whittington y cols. (2019), en los 48 países que se muestrearon se encontró más de un 20% de rebaños y explotaciones infectados por MAP. En un estudio, el 87,5% de las explotaciones de caprino y el 22,54 % de las cabras en Andalucía fueron seropositivas a paratuberculosis (Barrero-Domínguez, 2018).
Esto demuestra que la infección es mucho más prevalente de lo que se piensa, ya que hay una gran proporción de animales que pueden tener la enfermedad sin presentar síntomas, y pasa desapercibida.
Cuando se produce la invasión por MAP, la bacteria provoca una infección localizada en el intestino de los rumiantes que después puede hacerse sistémica (diseminada por todo el organismo), o puede quedarse localizada como una forma crónica granulomatosa provocando una inflamación del intestino (enteritis), alterando la absorción de nutrientes y provocando diarrea, pérdida de peso y la muerte de los animales debilitados.
Las lesiones afectan a la válvula ileocecal, causando lesiones similares a las que se desarrollan con la tuberculosis, con focos de caseificación y calcificación; tienen forma de pliegues engrosados de la mucosa y son muy características.
El periodo de incubación es largo, por lo que la enfermedad clínica suele ser más frecuente en animales adultos. Sin embargo, muchos animales jóvenes pueden infectarse y excretar la bacteria en las heces sin presentar síntomas (infectados silentes), y suponen una fuente de infección para otros animales.
La vía de transmisión más habitual es la fecal-oral. Los animales infectados excretan las bacterias a través de las heces y contaminan el ambiente, principalmente los pastos, y son un riesgo para los animales sensibles. Si el entorno está muy contaminado y las hembras en lactación se tumban sobre el estiércol, las ubres pueden ser una vía de infección para los corderos o cabritos que están mamando, y estos la adquieren por la leche o el calostro. MAP también puede pasar a la leche de ordeño de las hembras en producción.
En ocasiones puede haber brotes en los rebaños y otras veces se puede manifestar por la aparición de casos aislados en animales individuales mientras el resto parece estar aparentemente sano.
Impacto económico de la paratuberculosis en pequeños rumiantes
Las pérdidas económicas debidas a la paratuberculosis pueden llegar a ser cuantiosas en las explotaciones de pequeños rumiantes. Se deben sobre todo a la pérdida de capacidad productiva de los animales infectados, aunque no tengan síntomas: se reduce notablemente su producción láctea, disminuye su fertilidad y aumenta la vulnerabilidad a otras enfermedades. Los costes de los tratamientos de la paratuberculosis y todas las enfermedades asociadas se suman a las pérdidas económicas asociadas a la misma.
En los cebaderos de corderos las pérdidas se deben al aumento de los índices de conversión, a los costes de tratamiento, a los decomisos de las canales en los mataderos, a la mayor tasa de reposición de animales y a la mortalidad.
Además, el aumento de sacrificios de animales afectados por paratuberculosis provoca pérdidas de potencial genético en las explotaciones al tener que eliminar reproductores de alto valor.
Importancia sanitaria de la paratuberculosis de los pequeños rumiantes
Se han desarrollado multitud de investigaciones acerca del posible vínculo entre la paratuberculosis y otras posibles enfermedades en humanos. En concreto, desde hace años se sospecha, aunque aún no se ha demostrado, que la paratuberculosis podría estar relacionada con algunas formas de enfermedad de Crohn humana por la similitud de las lesiones, los síntomas y parte de la fisiopatología. En la actualidad no hay evidencia científica que haya demostrado su asociación y por lo tanto no se puede afirmar que estén relacionadas ni que la paratuberculosis sea una zoonosis, pero dada la similitud de ambas enfermedades se recomienda tener prudencia.
Actualmente la paratuberculosis se encuentra en la categoría D de la EFSA en cuanto a control de movimientos de animales y en la categoría E respecto al control. Forma parte de la lista de enfermedades recogidas en el Código Sanitario para los Animales Terrestres de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y su identificación es de declaración obligatoria.
Medidas de control de la paratuberculosis en pequeños rumiantes
El control de la paratuberculosis tiene como objetivo reducir las cargas bacterianas en la población para disminuir la transmisión. Cuando se detecta MAP en un rebaño de ovino o caprino, se debe a que la diseminación entre los animales ya se ha producido. Por ello, lo más interesante es reducir la cantidad de bacterias que circulan por la granja para evitar que se sigan infectando más animales. En primer lugar, se recomienda aplicar medidas de bioseguridad, evitando introducir animales infectados procedentes de otras explotaciones. Por otra parte, se deben eliminar cuanto antes los animales enfermos, que tengan diarrea y estén muy delgados.
Es fundamental aplicar medidas estrictas de higiene, retirando las heces y las camas con frecuencia y desinfectando a fondo las instalaciones, teniendo en cuenta que MAP es altamente resistente en el medio ambiente, especialmente en presencia de materia orgánica.
Conviene evitar que los pequeños rumiantes compartan zonas de pastos con el ganado vacuno, ya que pueden transmitirse MAP entre ambas especies, especialmente de vacuno a caprino.
Vacunación frente a la paratuberculosis en pequeños rumiantes
La vacunación es una buena medida de control de la paratuberculosis; de hecho, muchos expertos afirman que la vacunación es la mejor alternativa para el control de la paratuberculosis en los pequeños rumiantes. La vacuna frente a la paratuberculosis solo está indicada para ovino y caprino, ya que en bovino está prohibido vacunar debido a que la vacuna interfiere con las pruebas de intradermorreacción de la tuberculina y puede dar falsos positivos en las campañas de control de la tuberculosis. En pequeños rumiantes se han obtenido cifras de eficacia muy elevadas de la vacunación frente a la paratuberculosis.
Gudair es una vacuna inactivada frente a Mycobacterium avium subsp. paratuberculosis. Está indicada para la inmunización activa del ganado ovino y caprino para reducir los signos clínicos, las lesiones, la mortalidad y la excreción fecal de la bacteria MAP. Se aplica por vía subcutánea una única vez en la vida del animal y solo es necesario aplicar una dosis de 1 ml por animal, sin necesidad de revacunar. Se vacuna a los animales de reposición entre las 2-3 semanas y los 6 meses de edad, pero también se pueden vacunar los adultos en los casos en los que la prevalencia sea alta en la explotación.
En un estudio presentado por Tamayo y Marcos (2010), los resultados de vacunación obtenidos en un rebaño de 1.000 ovejas fueron un aumento de la producción láctea del 20% en las ovejas vacunadas sobre las no vacunadas; además, las ovejas vacunadas tuvieron 2,1 corderos más por parto, 1,5 lactaciones más con un incremento promedio de 25 litros de leche por lactación (que supone un 12,9% más de leche que las no vacunadas), y su vida productiva se alargó 1,4 años.
Se recomienda que la estrategia de vacunación se mantenga de forma constante y no sea una aplicación puntual, ya que los beneficios obtenidos al aplicarla se podrían revertir si vuelven a aparecer animales infectados al cabo de un tiempo.