La EHE: desafíos y estrategias para la gestión de la enfermedad

La enfermedad hemorrágica epizoótica es una patología vírica infecciosa y no contagiosa ya que no se transmite por contacto, sino a través de vectores. Afecta a los rumiantes, especialmente a algunos rumiantes salvajes y al ganado bovino. Las ovejas, las cabras y los camélidos también pueden ser infectados, pero normalmente no desarrollan una enfermedad con síntomas. Este virus no afecta al hombre, no es una zoonosis.
La EHE tiene graves implicaciones, no solo para la salud y el bienestar de los animales, sino también sociales y económicas ya que su capacidad de expansión y su gravedad afecta a las economías locales, regionales y nacionales a causa de su alta morbilidad y mortalidad en los casos sobreagudos.
La autorización temporal de uso de la primera vacuna en nuestro país, que puede cambiar radicalmente la estrategia de lucha contra esta enfermedad, ha abierto una ventana de esperanza a ganaderos y veterinarios.
El virus causante pertenece al género Orbivirus, de la familia Reoviridae, la misma que los virus de la lengua azul y de la peste equina africana, con los que tiene muchas similitudes.
Se han descrito 7 serotipos o variantes del virus de la EHE que se denominan 1 ,2, 4, 5, 6, 7 y 8, porque se descubrió que el serotipo 3 era en realidad el serotipo 1.

Una enfermedad de rápida expansión

El primer brote de EHE, que tuvo una elevada mortalidad en el ciervo de cola blanca, se detectó en EE.UU., en 1955, y posteriormente en regiones de Norteamérica, Asía, África y Oceanía, siendo endémico en algunas de ellas.

La EHE no había sido detectada en la UE hasta el 10 de noviembre de 2022, cuando las autoridades italianas comunicaron los primeros casos en explotaciones de ganado bovino en Cerdeña y unos días más tarde en Sicilia.

El 18 de noviembre de 2022 aparecieron los primeros casos en el sur de España, causados por el serotipo 8. Desde entonces, hasta finales de 2022 se reportaron 11 focos más, todos ellos de bovino.

Así, en 2023 se confirmaron 264 comarcas en las que se reportaron casos de EHE.

En 2024, la situación ha mostrado un aumento en los casos reportados. Hasta agosto de 2024, se han confirmado focos en varias regiones de España, incluyendo Castilla y León, Galicia, País Vasco, Cantabria, La Rioja, Cataluña, y Castilla-La Mancha. Las Islas Baleares y Canarias siguen siendo las únicas regiones libres de EHE. Los servicios veterinarios continúan realizando un seguimiento exhaustivo para controlar la propagación del virus.

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) mantiene en su página web una actualización permanente de la situación de la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica en España.

Esta enfermedad está incluida en la lista de enfermedades de declaración obligatoria de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) desde el año 2008, por lo tanto, se debe notificar de la manera prevista.
 

Patogenia, Síntomas y Tratamiento

Cuando un Culicoide infectado pica a un rumiante susceptible, el virus invade las células que están en primera línea de defensa inmunitaria del animal (células dendríticas y macrófagos). Estas células infectadas se desplazan a los nódulos linfáticos donde el virus se replica y se disemina a muchos otros órganos, en particular el bazo y los pulmones (también al corazón, cerebro y testículos). Las células que fagocitan y las que tapizan los vasos sanguíneos son las primeras afectadas, de ahí las hemorragias y las trombosis. Durante este proceso se liberan una gran cantidad de mediadores inflamatorios que contribuyen a agravar la enfermedad.

Esta enfermedad afecta a bovinos tanto de carne como de leche, especialmente de más de 24 meses y de razas menos rústicas en sistemas extensivos, aunque hay grandes diferencias entre explotaciones de la misma raza.

El cuadro clínico puede ser agudo, incluso hiperagudo, aunque también puede haber cuadros de presentación más moderada, y siempre con carácter autolimitante (2 semanas aproximadamente, que es el tiempo en que la vaca puede infectar a otro animal a través del vector).

  • Síntomas generales: emaciación, fiebre, anorexia, debilidad y caída de la producción lechera.
  • Edema facial (palpebral y conjuntival principalmente),
  • Disfagia (dificultad para ingerir alimento y bebida).
  • Prolapso lingual e hipersalivación.
  • Dificultad respiratoria.
  • Inflamación de los rodetes coronarios, que provoca cojeras graves.
  • Lesiones en la piel, especialmente enrojecimiento en ubre, vulva y hocico.
  • Algunos autores citan la presencia del virus en casos de abortos.

Al tratarse de una infección vírica, no existe tratamiento específico. La detección temprana de los animales enfermos aumentará las posibilidades de recuperación. El tratamiento debe ser sintomático: antiinflamatorios, sueroterapia, complejos vitamínicos, minerales y aminoácidos y antibióticos frente a las infecciones bacterianas secundarias.

Impacto económico

La EHE tiene unas consecuencias económicas muy graves para las explotaciones de bovino derivadas de:

  • Aumento de la mortalidad (tasa de letalidad: 1-5%).
  • Reducción muy acusada de la producción: debido al mal estar general del animal y a las lesiones en la cavidad oral, se reduce el consumo de alimento y agua, por lo que habrá una pérdida importante de condición corporal (reducción de GMD) y una bajada cuantiosa de la producción de leche.
  • Incremento de la incidencia de abortos, mortinatos y terneros débiles al nacer.
  • Reducción de la fertilidad en hembras y machos.
  • Mayor tasa de reposición debido a las bajas directas y a los descartes voluntarios (muchos animales, aunque son capaces de superar la enfermedad son irrecuperables productivamente).
  • Inmunosupresión e incremento de enfermedades asociadas.
  • Aumento del gasto en tratamientos y mano de obra.
  • Restricciones al movimiento de animales: limita el comercio de animales para vida.

En resumen, en el 2023 y para las principales CCAA afectadas, la EHE habría provocado unas pérdidas económicas estimadas de casi 55 millones de euros.

Prevención y control de la EHE

Desde el MAPA se ha publicado una lista de recomendaciones de buenas prácticas de manejo para ayudar a ganaderos y veterinarios en el manejo de la EHE en el ganado vacuno.

Entre ellas, y como novedad más importante, resalta la reciente autorización de uso temporal de una vacuna frente al serotipo 8 del virus de la EHE, Hepizovac. Se trata de una vacuna inactivada, que se aplica de forma voluntaria por parte del ganadero previa prescripción de su veterinario. La vacuna se dispone como una herramienta de aplicación recomendable en ganado bovino para evitar las pérdidas directas en las explotaciones derivadas de los síntomas y lesiones producidos por la enfermedad, además de facilitar el movimiento de animales susceptibles y ayudar a controlar la diseminación de la enfermedad.

Esta vacuna, indicada para la inmunización activa del ganado bovino, cambiará positivamente la estrategia de lucha contra esta enfermedad:

  • Previniendo la viremia.
  • Reduciendo los signos clínicos causados por el virus de la EHE.

Adicionalmente, para tratar de reducir el impacto que la EHE tiene sobre la ganadería, se recomiendan las siguientes actuaciones:

  • Supervisión diaria de los animales, especialmente en los sistemas de producción extensivos.
  • Atención temprana asegurando disponibilidad diaria de agua y alimentación a los animales afectados clínicamente, evitando que éstos pierdan condición corporal.
  • Tratamiento veterinario los antes posible desde el inicio de los síntomas, siguiendo las indicaciones y prescripciones individualizadas realizadas por el veterinario para cada ejemplar según su situación clínica.
  • Mantener al rebaño en buen estado sanitario general.
  • Realizar actuaciones de lucha vectorial:
    • En la medida de lo posible, mantener a los animales protegidos de los vectores en periodos de alta circulación viral en la zona y/o alta actividad vectorial.
    • Desinsectación de instalaciones y medios de transporte en periodos de riesgo, y control de posibles zonas de cría de los vectores.
    • Empleo de desinsectantes y repelentes en los animales de acuerdo con las pautas establecidas para los mismos.