Infecciones del útero en vacas durante el postparto

Las infecciones uterinas son frecuentes en las vacas durante el periodo de postparto y causan graves pérdidas económicas, debidas a: bajadas de la producción, trastornos de la fertilidad, predisposición a sufrir otras enfermedades (DAI, cetosis), aumento de los costes de tratamiento y descarte de animales.

Así es el ambiente uterino durante la gestación

Durante la gestación de la vaca el útero permanece en reposo mientras el ternero se desarrolla, aunque se va dilatando. Gracias a las membranas que rodean al feto y a que el cuello del útero está cerrado y sellado por un tapón mucoso, tanto el útero como el ternero están protegidos de las infecciones.

Al final de la gestación, cuando el ternero ya está desarrollado, el útero empieza a sufrir contracciones que duran hasta el parto, momento en el que son más intensas y sincrónicas para expulsar al ternero.

Después del parto sucede la involución uterina. Durante las 6 semanas siguientes el útero se contrae y recupera su tamaño original, expulsando la placenta y los restos de líquidos o loquios. Si se retrasa la involución uterina, por una retención de placenta, un parto distócico, una hipocalcemia, cetosis o cualquier otra enfermedad del postparto, la vaca tiene más riesgo de sufrir una infección del útero.

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La inmunidad de la vaca durante el periparto

El periparto es la fase más delicada del ciclo productivo de la vaca. Durante las tres semanas previas al parto y las tres semanas posteriores la vaca atraviesa cambios intensos que reducen la efectividad de su sistema inmunitario. Esto se debe a las fluctuaciones hormonales, al propio estrés causado por el parto y el comienzo de la lactación, y a la acción de las enfermedades propias del periparto, si se presentan. La elevación del cortisol que se produce durante el parto es la principal responsable de la bajada de las defensas de la vaca.

De este modo, el periparto es un momento muy delicado en el que el manejo y la alimentación de la vaca juegan un papel esencial para prevenir enfermedades metabólicas y enfermedades infecciosas, entre ellas las infecciones uterinas y la mastitis.

Causas de las infecciones uterinas en la vaca

El origen de la aparición de infecciones uterinas en la vaca durante el postparto es doble. Por una parte, la menor eficacia del funcionamiento del sistema inmunitario en este momento la predispone a sufrir infecciones.

Por otra parte, al abrirse el cuello del útero para permitir la salida del ternero, se produce una oportunidad para que entren las bacterias causantes de las infecciones uterinas. Después del parto es normal que se produzca cierta contaminación del útero, pero si la vaca está sana suele ser capaz de eliminarla durante las dos o tres primeras semanas del postparto a la vez que sucede la involución uterina.

Sin embargo, si se dan algunas de estas condiciones, solas o combinadas, aumenta el riesgo de que la vaca padezca una infección uterina:

  • Un manejo inadecuado hace que aumente el estrés durante el periparto, y por tanto el efecto del cortisol es mayor y la inmunosupresión en la vaca es más intensa.
  • Condiciones poco higiénicas durante el parto: si el parto tiene lugar en un sitio muy contaminado, hay más peligro de que entren bacterias al útero y se produzca una infección.
  • Retención de placenta.
  • Traumatismos del útero durante el parto: si se produce una distocia, es decir, un parto dificultoso porque el ternero se queda atascado y es necesario asistir al parto o realizar una cesárea, si se trata de un parto múltiple o la vaca sufre un prolapso del útero.
  • Trastornos metabólicos y nutricionales.

Tipos de infecciones uterinas en la vaca

Al infectarse por bacterias, los tejidos del útero se inflaman y el estado general de la vaca puede verse afectado. Dependiendo de la profundidad y la gravedad de la infección, podemos diferenciar varios tipos de infecciones uterinas:

  • Endometritis: se trata de la inflamación de la membrana que recubre el interior del útero, el endometrio, debida a una infección. Como no afecta a las capas más profundas se considera más leve y muchas veces pasa desapercibida sin causar síntomas. Puede provocar infertilidad en la vaca, afectando de forma negativa al rendimiento reproductivo y a la producción de leche.
  • Metritis: la inflamación afecta a todo el útero, incluyendo las capas más profundas. La causa más habitual también es infecciosa, aunque en este caso suele estar asociada a traumatismos en la pared del útero, como en el caso de una distocia.
  • Cervicitis: en este caso, la infección e inflamación solo afectan al cuello del útero.
  • Piometra: cuando se ha producido una infección en el útero, pero el cuello se ha cerrado, se acumula pus en su interior ya que no se puede drenar. Esto hace que la infección sea más complicada de combatir y además existe riesgo de perforación del útero y peritonitis.

Tratamiento de las infecciones uterinas en vacas

El tratamiento de las infecciones uterinas en las vacas depende del tipo de infección y su gravedad. Algunos casos de endometritis leves se tratan con inyecciones de prostaglandinas que provocan que la vaca vuelva a salir en celo, y el nuevo ciclo contribuye a superar la infección. Otros casos más graves, como las metritis en las que el estado de la vaca está muy afectado, requieren tratamiento con antibióticos inyectables, uterotónicos y tratamiento de soporte para otros síntomas como la fiebre y la toxemia asociadas.

Para los casos de endometritis más graves, metritis, retención de placenta, piometra y otras infecciones de útero, está indicado el tratamiento local con una solución intrauterina como Utersol 8500 UI/ml, un producto registrado a base de gentamicina. La gentamicina es un antibiótico de la familia de los aminoglucósidos que tiene amplio espectro de acción y es eficaz frente a las bacterias que causan las infecciones uterinas de forma más frecuente. Al aplicarla en el interior del útero mantiene concentraciones eficaces durante más de 6 horas.

Se recomienda hacer un uso responsable de los antibióticos para prevenir la aparición de resistencias. Para ello, es fundamental utilizar dosis adecuadas durante el tiempo indicado, tratar las vacas con infecciones activas, y realizar cultivos y antibiogramas para estudiar la sensibilidad de las bacterias aisladas.