Las infestaciones por parásitos tienen un gran impacto sobre los resultados productivos del ganado porcino, especialmente en los lechones y en el porcino joven en cebo, aunque las cerdas gestantes y lactantes también suponen un foco de transmisión.
Cómo afectan los parásitos a las explotaciones porcinas
Los parásitos internos se alojan principalmente en el aparato digestivo de los cerdos. En la mayoría de los casos, con las buenas prácticas de higiene y desinfección de las explotaciones, las infestaciones parasitarias son subclínicas y no causan síntomas, pero tienen consecuencias clínicas y productivas:
- Provocan irritación, obstrucción, alteraciones del apetito y de la absorción de nutrientes.
- En ocasiones son causa de síndromes inespecíficos como diarreas y vómitos, aunque sean esporádicos y leves.
- Compiten con su hospedador porcino por los nutrientes, causando retrasos en el desarrollo y empeoran los índices de conversión.
- Suponen un reto de manejo para mantener las condiciones de sanidad y bienestar animal alineadas con las exigencias del consumidor actual.
Otros parásitos se encuentran en el aparato respiratorio, dentro de los bronquios o el parénquima pulmonar, donde causan bronquitis verminosa o neumonía parasitaria.
Principales parásitos que se encuentran en las explotaciones porcinas
Los ascáridos (Ascaris suum) son más frecuentes en lotes de acabado que mantienen suelos de tierra o de cemento. La transmisión se produce por huevos y ooquistes que se transmiten por vía fecal-oral de unos animales a otros y se perpetúan en el entorno. Algunas de las manifestaciones clínicas y lesiones más clásicas son hepatitis debida a la migración larvaria y formación de las típicas «manchas de leche». También pueden causar reacciones anafilácticas, cólicos y dolor intestinal, brotes de diarrea, inapetencia, o impactación.
Los ascáridos afectan a cerdos de todas las edades, desde lechones de 2 a 3 meses, pasando por los lotes de madres gestantes y lactantes, hasta los lotes de cebo y acabado. Los animales adultos no suelen sufrir enfermedades clínicas, pero actúan como portadores y excretan huevos en el ambiente.
Los tricúridos (Trichuris suis) afectan al intestino grueso, causando irritación y cierto grado de hemorragia intestinal con diarrea sanguinolenta. Los huevos son resistentes en el medio ambiente y persisten en suelos de cemento y de rejilla si no se realizan buenos programas de higiene y desinfección.
Los oxiuros (Strongyloides ransomi) son frecuentes en lechones jóvenes y los pueden adquirir a través del calostro y la leche de sus madres. También se pueden dar infestaciones prenatales. Si las cargas parasitarias son altas, pueden padecer diarreas profusas con deshidratación grave.
El gusano gigante del riñón (Stephanurus dentatus) se localiza en el riñón y en la grasa que lo rodea. Produce daños en los riñones y en el hígado. Los huevos se expulsan con la orina.
Los vermes nodulares del cerdo causan nódulos en el intestino por la migración de larvas de Oesophagostomum spp., y suelen ser causa de decomisos en el matadero.
El ciclo biológico de los vermes pulmonares (Metastrongylus spp.) transcurre en los bronquios y bronquiolos. Los parásitos adultos expulsan huevos a las secreciones respiratorias, que se degluten y se expulsan al aparato digestivo, donde suponen una fuente de transmisión para otros cerdos.
Los cestodos son una familia de parásitos que residen en el intestino de los cerdos y liberan huevos que se pueden transmitir a las personas, causando enfermedades muy graves, como tenias en el intestino, cisticercosis y el quiste hidatídico. Esta es la razón por la que deben incluirse en los programas de control antiparasitario.
Trichinella spirallis es un nematodo que invade el músculo de los cerdos y, por lo tanto, supone un riesgo de transmisión de la triquinelosis a las personas, sobre todo al consumir carne cruda o poco cocinada. Con las medidas sanitarias actuales el riesgo es reducido y está asociada sobre todo a la carne de caza, pero no conviene olvidar esta grave enfermedad.
Impacto económico de las parasitosis porcinas en las explotaciones
Las pérdidas económicas de las infestaciones parasitarias en los cerdos se deben a los malos índices de conversión por la interferencia de los parásitos con la fisiología del animal, a las enfermedades y los gastos de tratamientos, mayores costes de alimentación, a cierto porcentaje de mortalidad, sobre todo en lechones jóvenes, aunque sea baja, y a decomisos de canales y piezas en el matadero.
Las infestaciones por ascáridos reducen la ganancia media diaria en un 2-9% y la tasa de conversión un 5-13% en los lechones de cebo. Las tricuriasis reducen la ganancia media diaria un 6-35% y la tasa de conversión un 3-33%. Las estrongilosis reducen la ganancia media diaria un 10-29% y la tasa de conversión un 6-44%. Los costes de las infestaciones por parásitos están estimados entre 5€ y 15€ por cerdo.
Medidas preventivas de las infestaciones por parásitos en las explotaciones porcinas
Es fundamental implantar programas de desparasitación en las explotaciones porcinas para evitar las enfermedades clínicas, para cortar los ciclos biológicos que causan grandes pérdidas económicas porque merman la producción, y porque algunas especies parasitarias son zoonóticas y pueden afectar a las personas, como Trichinella spp., Toxoplasma spp., Cysticercus cellulosae, Balantidium coli, Ascaris suum, o Macracanthorhynchus hirudinaceus.
Lo más habitual es que las parasitosis porcinas sean mixtas y haya presencia de varias especies de parásitos al mismo tiempo, por lo que el abordaje de tratamiento y prevención debe tener en cuenta un espectro amplio de acción.
El balance coste-beneficio de los tratamientos antiparasitarios de las explotaciones porcinas es secundario a las circunstancias de cada una. El diseño del programa preventivo depende de la prevalencia de cada explotación y del tipo de parasitosis detectada, el riesgo de introducción de nuevas infestaciones, la configuración de las instalaciones y la posibilidad de realizar separaciones y cuarentenas.
Las medidas recomendadas de control antiparasitario en las explotaciones porcinas son las siguientes:
- Buenas prácticas de higiene y desinfección de las instalaciones.
- Medidas estrictas de bioseguridad para evitar introducir parásitos desde el exterior de la explotación y para cortar la transmisión entre naves y lotes.
- Cortar los ciclos biológicos de los parásitos mediante el uso responsable de antihelmínticos de amplio espectro.
- Aporte de una ración completa y equilibrada para asegurar un buen estado nutricional e inmunitario de todos los animales.
- Diagnóstico continuo y precoz de las parasitosis y separación de lotes contaminados de los limpios.
- Control de plagas y evitar contacto con la fauna silvestre.
Buenas prácticas del uso de antiparasitarios en ganado porcino
Los antiparasitarios de amplio espectro son eficaces frente a los principales parásitos internos que afectan al ganado porcino. Tienen un amplio margen de seguridad y se administran con facilidad en las explotaciones.
Flucina es una premezcla medicamentosa a base de flubendazol destinada a la administración con el alimento de los cerdos adultos y lechones jóvenes en todas las fases productivas. Es un antiparasitario de amplio espectro indicado para la prevención y el tratamiento de las helmintiasis porcinas producidas por Ascaris suum, Strongyloides ransomi, Hyostrongylus rubidus, Oesophagostomum dentatum y Trichuris suis.
Las buenas prácticas del uso de antiparasitarios incluyen el diagnóstico preciso de los parásitos internos presentes en las explotaciones para diseñar protocolos personalizados, optimizar las dosis y reducir los costes y los riesgos de aparición de resistencias.