La coccidiosis y otras enfermedades causadas por protozoos y otros parásitos provocan enormes pérdidas económicas en la industria avícola, tanto por reducción de la producción, como por mortalidad, costes en tratamientos y medidas profilácticas.
La coccidiosis: el enemigo silencioso
La coccidiosis se debe a la infección por varias especies de protozoos del género Eimeria. Para poder implantar sistemas eficaces de control de esta enfermedad, primero es necesario conocer su ciclo biológico y cómo infecta a las aves, pues es en esos puntos donde es más interesante intervenir.
Los coccidios destruyen las células epiteliales del intestino, lo que impide la correcta absorción de los nutrientes y el agua, causan una potente inflamación local, pérdida de sangre y tiene unas consecuencias muy graves sobre la rentabilidad de la explotación. Se conoce a la coccidiosis como «el enemigo silencioso» porque en la mayoría de los casos (al menos tres cuartas partes) va provocando pérdidas graduales sin síntomas externos aparentes en las aves, por lo que no se sabe dónde intervenir, salvo que se realicen pruebas específicas o de cribado que consigan detectar su presencia en las heces o la sangre de las aves.
Síntomas de la coccidiosis en las aves
El ciclo de los coccidios es muy complejo, e implica fases que penetran en las células del hospedador, el ave, otras fases fuera de las células pero localizadas en la luz del intestino, y fases que se desarrollan en el medio ambiente.
La transmisión de la coccidiosis se produce por contacto de las aves sanas y vulnerables con heces de aves infectadas, que pueden o no mostrar síntomas. Las más propensas a contagiarse son las que tienen el sistema inmunitario debilitado, bien porque son más jóvenes, como los pollitos, o bien porque están afectadas por problemas como el estrés, el hacinamiento, malas condiciones de alojamiento con índices inadecuados de temperatura o humedad, o infecciones simultáneas con virus o bacterias. La especie y la cepa de Eimeria que provoca el brote de coccidiosis también influye en que la enfermedad sea más o menos grave, o incluso inaparente.
La infección por coccidios provoca enfermedades intestinales que pueden ser graves, con diarrea hemorrágica, retraso en el crecimiento, menor ingesta de alimento, deterioro de los índices de conversión, reducción en la ganancia de peso, empeoramiento en la calidad de la carne de los broiler, caída en la producción de huevos, aumento de la sensibilidad a otras enfermedades, e incluso muerte de las aves. En otros casos, la coccidiosis no es tan grave y pasa desapercibida; las aves no tienen síntomas y parecen sanas, pero la producción de carne y huevos sí se ve afectada.
Métodos clásicos de control de la coccidiosis aviar
En la Unión Europea se prohibió el uso de antibióticos como promotores del crecimiento en animales de producción en 2006, incluyendo los ionóforos, que se utilizaban ampliamente para prevenir y tratar la coccidiosis.
Por este motivo, se han abierto nuevas vías de control de la coccidiosis en las aves como el empleo de aditivos alimentarios y nutrientes específicos. Algunos microminerales, como el zinc, ejercen cierta acción sobre el intestino a través de la modulación de la microbiota, es decir, ayudan a mantener una población de microorganismos equilibrada de tal forma que evitan que crezcan y colonicen otras especies que provocan enfermedades, como los coccidios o bacterias causantes de las enteritis necrotizantes.
En ocasiones se emplean derivados alimentarios con enzimas y levaduras, que por una parte también estimulan la microbiota, y por otra ayudan al sistema inmunitario local que protege al intestino. Por último, las estrategias de vacunación también se recomiendan dentro de un plan integral de control de la coccidiosis junto a las medidas de bioseguridad, limpieza y desinfección.
Una estrategia novedosa de control de la coccidiosis aviar
En avicultura, el sector se ha ido transformando para cumplir con las exigencias de bienestar y sanidad animal, que incluyen un menor empleo de aditivos en los piensos y el agua de bebida. Como ya se ha comentado, el uso de promotores del crecimiento está prohibido. Por tanto, la tendencia actual es administrar a las aves productos que suponen una alternativa a los antimicrobianos, dirigida a cuidar la salud intestinal y el estado inmunitario de las aves, evitando así las infecciones y promoviendo su potencial productivo.
Los fitobióticos son productos extraídos de determinadas plantas y merecen una atención especial, ya que algunos de ellos tienen ciertas propiedades anticoccidios. Su efecto se basa en la disminución de la producción de huevos de coccidios (ooquistes), impidiendo la invasión, la replicación y el desarrollo de los coccidios Eimeria en el intestino de las aves.
Estos productos vegetales añadidos al alimento de las aves contienen ciertos compuestos químicos, como fenoles o aceites orgánicos, que contribuyen al crecimiento y la producción, mejoran la digestibilidad de los nutrientes y la salud intestinal, por lo que también son buenos aliados en la prevención de la coccidiosis.
FEED-X es un pienso complementario para aves y otros animales de producción que incluye extractos vegetales de las plantas chiretta verde (Andrigraphis paniculata), la grosella espinosa de la India (Emblica officinalis) y la granada (Punica granatum). La chiretta verde es una planta medicinal de origen asiático muy apreciada por sus propiedades antibacterianas, es decir, que dificulta el crecimiento de las bacterias por los extractos vegetales que posee. En avicultura, esta planta tiene efecto promotor del crecimiento en las aves y reduce las cargas de ooquistes de Eimeria, por lo que tiene un efecto preventivo de la coccidiosis.
La grosella de la India, cuando se seca y se suministra en forma de extracto en polvo, ha demostrado tener un efecto positivo en el crecimiento de los broiler. La granada se añade también en forma de extracto vegetal en polvo, procedente de los restos de la industria alimentaria humana (cáscaras y otros restos del fruto obtenidos después de exprimirlos para obtener el zumo). Además de tener propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, la granada dificulta el crecimiento de bacterias y coccidios en el intestino de las aves.
La estrategia de control de la coccidiosis en avicultura debe ser global para cubrir todos los frentes posibles, empleando productos preventivos como aditivos alimentarios, fortaleciendo el sistema inmunitario de las aves con un buen manejo, instalaciones correctas, vacunación y buena nutrición, y medidas de bioseguridad.