Clostridiosis en rumiantes

Las clostridiosis de los rumiantes son un grupo de enfermedades causadas por bacterias del género Clostridium, que forman esporas y están presentes en el medio ambiente de forma ubicua. Cuando penetran en el organismo de los animales y se dan condiciones favorables, las esporas dan lugar a formas vegetativas, se multiplican y liberan toxinas muy potentes que provocan las clostridiosis, que son muy graves y producen pérdidas económicas importantes, sobre todo por muertes de los animales. Estas enfermedades no tienen un tratamiento fácil después de establecidas y, en cambio, tienen fácil prevención.

Clostridiosis en rumiantes

Causas de las clostridiosis de los rumiantes

Las clostridiosis están causadas por bacterias del género Clostridium. Los clostridios son bacterias anaerobias obligadas, es decir, solo son capaces de multiplicarse en medios en los que no hay oxígeno, por lo que en condiciones normales sobreviven en el entorno formando esporas, que les permite permanecer durante mucho tiempo en estado vegetativo.

Forman parte de la flora bacteriana intestinal habitual de los rumiantes, donde conviven con el resto de los microorganismos en estado de equilibrio. Se excretan al medio ambiente con las heces, y por eso están presentes de forma ubicua en el suelo y en el estiércol de todas las explotaciones.

¿Cómo se desarrolla la clostridiosis y por qué es una enfermedad grave?

Las toxinas liberadas son diferentes en cada grupo de bacterias y provocan diferentes síntomas y lesiones, causando daños muy graves a los órganos afectados. Se clasifican en función de su modo de acción como neurotoxina (afecta al sistema nervioso), histotoxinas (producen daños extensos a diferentes órganos o tejidos) y enterotoxinas (actúan sobre todo en los intestinos).

Las clostridiosis suelen ser poco frecuentes en las explotaciones modernas de rumiantes, especialmente porque las condiciones higiénicas son buenas, pero cuando aparecen tienen forma de brotes agudos que afecta a muchos animales, con un desarrollo muy rápido de la enfermedad y elevada mortalidad, a menudo sin síntomas previos.

¿Qué tipos de clostridiosis pueden padecer los rumiantes?

En el cuadro se muestra un resumen de los tipos de clostridiosis más frecuentes que afectan a los rumiantes, los síntomas principales y las bacterias responsables de cada una:

Nombre de la enfermedadBacteria que la causaTipo de toxinaRumiantes afectados
EnterotoxemiasCl. chauvoei, Cl. novyi tipo B, Cl. septicum, Cl. sordellii, Cl. perfringens tipos A, C y DEnterotoxinaOvino
Edema malignoClostridium septicumHistotoxinaBovino, ovino y caprino
Carbunco sintomáticoClostridium chauvoei
HistotoxinaBovino
Hepatitis infecciosa necrosante
Clostridium novyi tipo BHistotoxinaOvino
TétanosClostridium tetaniNeurotoxinaBovino, ovino y caprino
BotulismoClostridium botulinum
Bovino, ovino y caprino

Las enterotoxemias son un grupo de clostridiosis que afectan sobre todo a los ovinos, y que se desarrollan porque las bacterias liberan enterotoxinas. En los brotes se afectan pocos animales en el rebaño, pero la mortalidad es prácticamente del 100%, por lo que las consecuencias son muy graves.

La basquilla, o enterotoxemia clásica (Cl. perfringens tipo D) es la más frecuente y la que causa mayores pérdidas económicas. Se desarrolla de forma clásica cuando los animales sufren un cambio brusco de alimentación con acidosis ruminal, al introducirse alimentos ricos en carbohidratos fácilmente digeribles, que alteran la mucosa del rumen y causan una disbiosis seguida de una diarrea grave.

En el edema maligno las bacterias penetran en los tejidos por una herida profunda causada por traumatismos, cirugías o partos, y en condiciones anaeróbicas rápidamente se multiplican y sus toxinas provocan la muerte de los tejidos subcutáneos y musculares, acumulación de líquido (edema) y gas (enfisema), y toxemia grave: depresión, fiebre, falta de apetito, resistencia a moverse, inflamación aguda de las partes afectadas y, en casos graves, la muerte.

El carbunco sintomático se desarrolla por ingestión de esporas de la bacteria, que se diseminan a los tejidos a través de los macrófagos del tejido linfoide de los intestinos. Una vez en los tejidos, las esporas permanecen en estado latente hasta que un esfuerzo muscular intenso crea el ambiente anaeróbico que favorece su esporulación, la multiplicación de las bacterias y la liberación de las toxinas. Se da tras estampidas, conducta de monta entre los animales, traslados a larga distancia o carreras, competición por comederos o bebederos, o transporte y estrés en general. Pueden observarse muertes súbitas, inflamación y necrosis de los músculos, incluido el músculo cardiaco, fiebre, dolor, resistencia al movimiento y falta de apetito.

La hepatitis infecciosa necrosante se produce por la acción de una potente histotoxina que afecta al hígado. Las esporas se encuentran en estado latente en el hígado, donde llegan después de haber sido ingeridas y transportadas por células del sistema inmunitario. Cuando se desarrollan lesiones hepáticas por la acción de la infestación por Fasciola hepatica y la posible acción de otro parásito (Thysanosoma actinioides), y en condiciones de anaerobiosis, se libera la toxina y se produce destrucción del tejido hepático, con timpanismo súbito de los animales, que liberan líquido hemorrágico por la nariz y mueren rápidamente.

En estas clostridiosis, los animales menos afectados pueden responder bien al tratamiento rápido con penicilinas, tratamiento quirúrgico de las lesiones, y suero polivalente, pero el coste de los tratamientos y las secuelas hacen que sean preferibles las medidas preventivas.

Las clostridiosis producidas por neurotoxinas son el botulismo y el tétanos. El tétanos consiste en una parálisis por rigidez y espasticidad muscular progresiva que comienza afectando a las extremidades, la lengua y los músculos masticatorios, y finalmente paraliza los músculos respiratorios provocando la muerte. En el caso del botulismo la parálisis muscular también es flácida y la muerte se produce por parálisis respiratoria. En este caso la contaminación por neurotoxinas se debe a que Clostridium botulinum crece en materia orgánica en descomposición y, si los alimentos del ganado entran en contacto con restos de cadáveres en los que las bacterias han desarrollado la toxina botulínica, pueden darse brotes de botulismo. Ambas enfermedades son poco frecuentes en los rumiantes y se recomienda tratar a los animales supervivientes con penicilinas y antitoxina antitetánica o antibotulínica.

Medidas de prevención frente a las clostridiosis de los rumiantes

Dado que los clostridios están presentes en el entorno en el que se alojan los rumiantes y es prácticamente imposible eliminarlos por completo, se deben tomar medidas preventivas para controlarlos, como mantener medidas de higiene correctas, prevenir las heridas y lesiones, evitar la contaminación de los alimentos y los cambios bruscos de dieta.

La medida preventiva más eficaz es la vacunación. Los protocolos de vacunación frente a las clostridiosis se han asumido como una rutina en las explotaciones de rumiantes ya que su eficacia en la prevención de la morbilidad y, sobre todo, de la mortalidad de estas enfermedades, está bien demostrada. Se suelen aplicar vacunas basadas en toxoides, que son las toxinas secretadas por las bacterias pero que ya no tienen riesgo de toxicidad porque se han sometido a procedimientos químicos pero que estimulan el sistema inmunitario para que reaccione si penetran bacterias en el organismo y producen toxinas naturales.

Cubolac Policlostridial 7/11 es una vacuna inactivada en suspensión inyectable para bovinos, ovinos y caprinos que incluye el toxoide α de Clostridium prefringens tipo A, el toxoide β de Clostridium prefringens tipo C, el toxoide ε de Clostridium prefringens tipo D, el toxoide α de Clostridium septicum, el toxoide α de Clostridium novyi tipo B, el toxoide de Clostridium sordellii y Clostridium chauvoei inactivado. Por lo tanto, ofrece protección frente a las clostridiosis más frecuentes e importantes de los rumiantes (carbunco sintomático, hepatitis infecciosa necrosante, edema maligno y enterotoxemias).